El nombre del viento de Patrick Rothfuss

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“He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí."

Esta semana toca hablar de un libro bastante conocido por todos los que suelen frecuentan la literatura de fantasía, y que por suerte o por desgracia (ya que solo se puede experimentar la sensación de leer algo por primera vez, una única vez) llevaba en mi lista de 'leer algún día' muuuucho tiempo. Así que puedo decir que he disfrutado recientemente de este bocadito que muchos otros ya habrán olvidado a que sabe.

Cuando intento empezar a explicar que es este libro, vienen a mí infinidad de palabras sueltas que intentan satisfacer este vació que intento rellenar, como: mancomunidad, Edena Rush, Ben o Abenthy, libros, dureza, pobreza, leyenda, caída, rojo.

Es difícil siempre hablar de un libro, y estar a la altura de lo que te transmite, pero como soy valiente de corazón y ingenuo de cabeza, procurare por vuestro bien y por mi pequeño orgullo de 'escritor' conseguirlo.

Si cualquier escritor os ha hablado de este libro, seguramente os hará mucha mención a su forma magistral de comenzar, y es en esto donde se puede apreciar qué ha hecho del nombre del viento un libro diferente del resto. Si miráis a Wikipedia podréis observar que la critica equipara a Patrick Rothfuss con escritores de la talla de Tolkien o R.R.Martin destacando su originalidad.

Nuestra aventura comienza, muy lejos de cualquier lugar interesante, una posada a oscuras de un pequeño pueblo, donde un pequeño grupo de amigos relatan viejas historias y discuten sobre como ocurrieron realmente. De hecho nuestro protagonista está en la escena, pero no es más que un figurante al que no prestaremos mayor atención. Pensamos que quizás como prólogo (y como hacen en multitud de libros) solo nos servirá para calzarnos los zapatos y saber en que universo nos encontramos, para a continuación en el primer capítulo, presentarnos a nuestro gran héroe con el que venceremos al mundo y nos lo pondremos por montera. Esto desconcierto bastante al comprobar que lo que hemos leído es todo lo que hay, dejando a los que ya tenían algunas expectativas un sabor ciertamente amargo. 
El comienzo es magistral, pero no del mismo modo de como podríamos pensar. Es como una pequeña llama que empieza a arder con delicadeza en una hoguera, se mantienen débilmente encendida, y con cualquier pequeño cambio podría consumirse. Esa pequeña llama que brota débilmente, solo se alimenta de una pregunta, la pregunta que se nos plantea al final de las últimas páginas del primer capítulo ¿Quién es este hombre?

A partir de ahí y a medida que la historia avanza, la llama irá cogiendo más fuerza hasta el final del libro. El efecto es como cuando nos distraemos por un rato ignorando un pequeño fuego, y al volver a prestarle atención descubrimos que por arte de magia, aquella pequeña llama ahora es una hoguera fuerte y constante que cada vez necesita más de esa pregunta para seguir viva.
Lo que hace del nombre del viento, un libro solido, es que tiene esos pilares que cualquier libro serio debería tener: desarrollo de personajes, una paleta de grises (las cosas no son blancas o negras), toma de decisiones y repercusiones etc.  

Un aspecto fundamental y por lo que nuevamente El nombre del viento toma una personalidad distinta a la del resto de sus compañeros, es por su brillante narrativa. Para que me entendáis de a qué me refiero, os dejo esta explicación de un escritor que sin duda me supera en todos los aspectos de la escritura y que  lo explica perfectamente en su blog. Que es un sitio de constantes visitas mías para mejorar y aprender: lecturonauta.

Yo solo hablaré de por qué me ha encantado este tipo de narración. Y es porque el autor consigue de esta forma que el lector y Kvothe tenga una conversación privada. Una conversación donde solo escuchamos. Cierto, pero a fin de cuentas una conversación entre lector y personaje. De esta forma se crea un vinculo, que sin duda solo se puede a asemejar a cuando un amigo te confiesa sus confidencias. Durante su distintas narraciones, no existirá un personaje que nos interrumpa, ni con el que rompa nuestro lazo de unión, solo estaremos nosotros dos, y cada anotación que añada al relato, solo lo hará exclusivamente para que lo sepas tú. Y eso es algo sencillamente brillante.

Por supuesto El nombre del viento no es un libro perfecto, en mi opinión falla en los tempos a la hora de llevar la historia. Se vuelve relativamente pesados en ciertos momentos, y le faltaba explotar más la parte de intriga o misterio en lo referente a los secretos de la Universidad. Aun así y aunque le falta cosas para llegar a planteármelo como unos de mis libros favoritos, afirmo que su fama está más que justificada y que es un libro que merece ser tenido en cuenta.

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